Cuando se trata de meditación, ya sabemos mucho, y cada vez sabemos más. Basta con observar esta gráfica sobre la cantidad de artículos científicos publicados sobre el tema para entender que es un área que cobra cada vez más relevancia.
La razón detrás del creciente interés científico por estudiar los efectos de la meditación es clara. Se ha encontrado que es un tratamiento efectivo para las enfermedades mentales e incluso parece desacelerar el progreso del Alzheimer. La meditación aumenta la productividad, proporciona un mayor sentido de propósito y, en general, hace que las personas sean más felices. Suena como una panacea y, hasta cierto punto, lo es. Como humanos, naturalmente queremos entender sus beneficios y limitaciones para aprovecharla al máximo.
Sin embargo, hay un aspecto de la meditación que ha sido menos explorado por la ciencia: su dimensión espiritual, de conexión y amor. Cuando se han realizado investigaciones en este ámbito, los resultados suelen ser sorprendentes. Por ejemplo, se ha encontrado que una meditación centrada en el amor puede sincronizar los corazones de las personas, sin importar la distancia entre ellas (sí, como en la película Interstellar).
En un estudio científico titulado “Global Study of Human Heart Rhythm Synchronization with the Earth’s Time Varying Magnetic Field”, se seleccionaron 104 participantes de Estados Unidos, Lituania, Arabia Saudita, Nueva Zelanda e Inglaterra, quienes usaron monitores cardíacos durante 15 días. Estos dispositivos midieron el nivel de coherencia y sincronización de la Variabilidad de la Frecuencia Cardiaca (VFC) entre los participantes.
El sexto día del estudio se realizó una meditación centrada en el amor, llamada Heart Lock-In. ¿El resultado?
El día de la meditación, los ritmos cardíacos de los participantes se volvieron más coordinados y sincronizados entre sí. Además, durante la meditación, sus ritmos cardíacos también se sincronizaron más con el campo magnético de la Tierra, a pesar de que los participantes podían estar a miles de kilómetros de distancia.
Así que sí, este estudio parece demostrar que, sin importar la distancia, el amor nos sincroniza.
Referencia:
HeartMath Institute. Global Study of Human Heart Rhythm Synchronization. April 2021. https://www.heartmath.org/assets/uploads/2021/04/global-study-of-human-heart-rhythm-synchronization.pdf.
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