En caso de que no lo hayas notado, tienes un diálogo mental ocurriendo dentro de tu cabeza que nunca para.
¿Esto te suena familiar?
“No puedo recordar su nombre. ¿Cuál era su nombre? No puede ser, aquí viene. ¿Cómo es… Susana…. Salomé? ¡Me lo dijo ayer! ¿Qué me pasa? Ni siquiera puedo recordar un nombre. Esto va a ser vergonzoso”
Solo sigue y sigue.
¿Alguna vez te has preguntado por qué habla allí adentro?
¿cómo decide lo que va a decir y cuándo decirlo?
¿Cuánto de lo que dice termina siendo cierto?
¿Cuánto de lo que dice termina siendo realmente importante?
Si eres inteligente, te tomaras el tiempo para examinar esta voz y conocerla mejor. El problema es que estás muy cerca del objetivo. Tienes que dar un paso atrás y escucharla conversar.
Mientras estás manejando o en el bus, escuchas conversaciones internas como:
“¿No se suponía que iba a llamar a Federico? Debí hacerlo. ¡Por Dios, no puedo creer que se me olvidó! Va a estar furioso. Quizás debería llamarlo ya. No, no quiero hacerlo en este preciso instante….”
Nota que la voz toma ambos lados de la conversación. Lo único que le importa es seguir hablando. Cuando estás cansada, en la cama, pero no puedes dormir, es la voz dentro de tu cabeza que dice:
“¿Qué estoy haciendo? Aún no puedo irme a dormir. Se me olvidó llamar a Federico. Lo recordé antel pero no llamé. Si no llamo ahora….. Espera, es muy tarde. No debería llamarlo ahora. Ni siquiera sé porqué lo pensé. Necesito dormirme….. Ahora no me puedo dormir, ya no estoy cansado. Pero tengo un día importante mañana y me debo levantar temprano.”
¡Pues claro que no puedes dormir!
¿por qué toleras esa voz hablándote todo el tiempo? Incluso si lo que dice es calmante y agradable, de todos modos está interrumpiendo todo lo que haces.
¿cómo logras callarla entonces?
No puedes gritarle que se calle, esa es solo la voz gritándole a la misma voz. La mejor forma de liberarte de esta conversación constante es dar un paso atrás y observar objetivamente.
Se trata de darte cuenta de que no importa lo que diga la voz. Sea espiritual o mundano, feliz o depresivo. No importa porque es solo una voz. La forma de separarte de ella es dándote cuenta de que no eres ella.
Si la escuchas hablar, claramente no eres tu. Tú eres el que escucha la voz.
Supón que estás viendo 3 objetos. Una planta, una fotografía y un libro. Si alguien te preguntara:
“¿Cuál de esos objetos eres tú?”
Dirías que ninguno. Eres quien está observando esos objetos. Y no importa qué objetos pongan frente a ti, siempre vas a ser tú quien los observa.
Es lo mismo con la voz, si la estás escuchando, claramente no eres tú.
Darte cuenta de que no eres esa voz que está dentro de tu cabeza es un paso increíble para transformar tu vida. De repente la voz para de tener control sobre ti. El problema es que se nos suele olvidar. Te darás cuenta hoy. Seguramente se te olvidará 30 veces que no eres esa voz. Estarás atrapada en lo que dice, en lo que escuchas, le creerás sus cuentos como si fueran ciertos.
A todos nos pasa.
Pero ya sabes que no eres la voz, así que habrá momentos en los que te puedas separar de ella. Solo eso es el inicio de un camino diferente, de un camino en el que empiezas a tener el control.
La mejor herramienta que yo conozco para recuperar el control de tu vida, para silenciar esa voz, es la meditación. Día a día, hace que te vuelvas un poco más consciente de ella y solo eso empieza a hacer que desaparezca.
Mi mayor consejo, no intentes luchar contra esa voz. Solo se volverá más ruidosa. Es solo observándola, con apertura, que empezará a silenciarse.
P.S. El mejor tipo de meditación para hacer esto se llama Vipassana.
Saludos,
Nicolás
Comments